- EL
PADRE TIBERIO


“En la misa de media
mañana del domingo de resurrección, el padre se ‘jaló’ un sermón duro. Dijo que
ni guerrilleros, ni narcotraficantes, ni militares ni paramilitares eran de
Trujillo pero habían venido a dañar la paz de la región. Ese sermón lo cerró
con la frase que lo hizo mártir: ‘Si mi sangre contribuye para que en Trujillo
amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la
derramaré’” declaró un testigo al Grupo de Memoria Histórica de la Comisión
Nacional de Reparación y Reconciliación. Dos días después, el 17 de abril de
1990, fue asesinando.
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