- EL
PADRE TIBERIO

Desde el púlpito de las
parroquias de Andalucía, Tuluá y Trujillo por donde pasó impartiendo la palabra
de Dios, el padre Tiberio Fernández Mafla fue siempre un crítico tenaz de
quienes, desde el poder tanto económico como político, se dedicaban a desangrar al pobre o a saquear el erario
público.
“En la misa de media
mañana del domingo de resurrección, el padre se ‘jaló’ un sermón duro. Dijo que
ni guerrilleros, ni narcotraficantes, ni militares ni paramilitares eran de
Trujillo pero habían venido a dañar la paz de la región. Ese sermón lo cerró
con la frase que lo hizo mártir: ‘Si mi sangre contribuye para que en Trujillo
amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la
derramaré’” declaró un testigo al Grupo de Memoria Histórica de la Comisión
Nacional de Reparación y Reconciliación. Dos días después, el 17 de abril de
1990, fue asesinando.
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